Nadie duda de la redondez del mundo aunque hubo un tiempo en que se creía que la tierra era plana.
Como miraban esta planicia o redondez las tres personas divinas, puede ayudarnos a adquirir ojos de compasión o misericordia para todo lo que nos rodea. No se trata de mirar, con lástima, por encima del hombro a los demás. Nosotros formamos parte de este mundo. Se trata de sentirnos observados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y experimentar las consideraciones que sobre nosotros puedan hacer las tres personas divinas. ¿Acaso no será una brisa de redención la que podamos experimentar?
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