Señor ábreme los labios, mis labios impuros y quémalos con tu amor para que solo proclamen tu palabra, tu luz y verdad. Que cada mañana mi primer pensamiento seas tu, que pronuncie tu nombre y mis manos se muestren abiertas para los necesitados. Dame pies de mensajero para que no me detenga en el camino y prosiga hasta los confines del mundo para descubrir tu presencia inesperada.
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