Cuanta necesidad tenemos de una vida auténtica. Una vida en la que el compartir lo que somos y tenemos tenga cauces, medios de poder ejercitarse y desarrollarse. Espacios de silencio y oración que nos ayuden en la búsqueda de sentido, del Logos. No se trata de huir de los problemas sino de relativizar las cosas y de encontrar la plenitud que es Dios, lleno de perdón y ternura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario