Ser hijos de la luz no es ser tontos. Supone bondad, evidentemente, pero esta no está reñida con la astucia. Es "vender" reino de Dios por doquier. Aprovechar todas las oportunidades para ir colando a Dios por las rendijas que las personas dejan desguarnecidas. Todo para que el reino de Dios avance y se haga presente. Esto lleva consigo no hacerse repugnante. Es la vida misma en acción en la que Dios está vivo y coleando.
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