PALPITACIONES

viernes, 3 de abril de 2020

AHí TIENES

a mi madre,
donde me hice  carne;
sus entrañas, cobijo, remanso,
allí empecé  a latir con sosiego,
aprendí a  ser desde ella para ti,
aguardar la hora,
llorar y reir,
la paz recibí.
Su carne, su sangre
 verdadera vid, luz,
el manantial de vida
que  transformó está cruz
en árbol frondoso 
de abundante y  perdurable
fruto sabroso.

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