son los de un hombre nuevo, la continuidad en plenitud de su amor hasta el extremo, que se siente afectado cuando le manifiestan dolor y pasión por su ausencia sin que los que lo hacen sepan que es el mismo Jesús el que habla con ellos. Es un Jesús conmovido hasta la médula por las lágrimas y el corazón ardiente en su búsqueda. Es la expresión del amanecer de la vida que se derrama generosa y plena para que nuestro itinerario vital no se reduzca a lo que vemos y comprobamos con nuestros sentidos
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