en el amanecer -
cuando sin tiempo que perder
las mujeres con los aromas
preparados en el sábado
fueron al sepulcro
y consideraron delirio
el mensaje por ellas referido -
cuando ya mediaba la jornada
se abrió camino el anónimo peregrino
y con palabras encendidas
prolongó en la mesa,
partiendo el pan,
su presencia inaudita
e hizo del anochecer
un incendio interior
imposible de apagar
con el agua de los ríos .
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