un sepulcro excavado en una roca.
Allí confinaron su cuerpo,
sellando la entrada con una losa.
Lo oscuro ocupó aquel hueco.
Todo menos un paréntesis.
un austero silencio,
la vida latiendo
frente a los anhelos,
los aromas y ungüentos.
Chocaban contra lo pétreo
lloros y lamentos.
En lo profundo de la tierra
germinaba la semilla,
el trigo florecía
y la primavera se abría paso
contra viento y marea,
la vida desgarrada,
silente resurgía
venciendo a la muerte.
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