Es así como se calmaba a las masas en la Roma imperial. Con esta expresión descalificante se manifestaba la falta de interés y necedad de la plebe por los temas importantes. Pero el pan es necesario, evidentemente. El pan es el cada día. El circo, como necesidad de ocio, representa el pan de la cultura aunque hoy se grave con un 21% de iva. Desde esta perspectiva, decir pan y circo no es decir nada despectivo sino una apelación a la necesidad de alimento y de cultura, imprescindible para el ser humano. Por eso entendemos la invitación de la limosnería del Vaticano, siguiendo las indicaciones del Papa Francisco, a participar en un espectáculo circense a muchas personas que viven en Roma en condiciones difíciles. Aunque con ello no se solucionen sus problemas de un plumazo, se está haciendo un gesto dignificante; toda una provocación para superar toda clase de división y descarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario