Vaya sábado inquieto.
Un revuelo interno,
descanso por ley.
Preparar aromas,
áloe, mirra, desvelo
por cómo rodar la piedra.
Labios de amargura,
golpes en el pecho,
estremecimiento.
Intrépido deseo de ungir
al que está depositado
en el huerto.
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