El pan de Dios es el que da vida al mundo. Este viene del cielo y se hace terreno. Dios es el Pan y todo pan compartido es signo de Dios. El que a nadie le falte el pan de cada día es la muestra de que la fe en Dios no es una ideología. Es la señal de que la fe en Dios mueve las montañas de la indiferencia y abre las manos para que los campos sean de trigo y no de batalla.
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