Pastor ensangrentado,
blanqueas la escarlata,
la vuelves lana.
Grande es tu ternura,
desmedida búsqueda
en la noche encrespada.
Pastor santo,
tu mirada es cayado,
sostienes nuestros pasos.
Pronuncia nuestros nombres,
ahuyenta al enemigo,
restaura nuestro desgarro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario