Dichosa tu María porque has creído. Has puesto tu confianza en Aquel que te ha mirado con amor y con ese amor recorriste los caminos contradictorios de la humanidad. Tu fidelidad es una luz para superar la oscuridad que nos asalta. Tu permaneciste firme pero no inmóvil. Te pusiste en las manos de Dios y sentiste la dicha de su presencia siempre respetuosa.
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