Su maternidad, la de María, es la expresión del cuidado y la responsabilidad para con su Hijo Jesús, humanamente hablando. Pero sobre todo es el seguimiento espiritual de María, respetando el proyecto de Jesús, y su implicación en este camino de redención y vida de Jesucristo, la que convierte a María en un icono para la Iglesia. En ella nos vemos para saber como tiene que ser nuestro seguimiento de Jesús y como convertirnos en colaboradores de este misterio de salvación.
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