María, en su misión maternal para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia... Favorece , y de ninguna manera impide, la unión inmediata de los creyentes con Cristo.
Recuperar a María en nuestra vida de fe es una tarea urgente y necesaria, si de verdad queremos que el centro de nuestro vivir y actuar sea Cristo. María no es un apéndice de las homilías o un florero que queda bonito. Es una raíz de nuestro ser en Cristo.
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