Dicen, los entendidos, que la quiebra bancaria fue un problema de confianza. Eso hizo saltar por los aires el enjambre monetario en el que estamos metidos. Decía el Papa Benedicto XVI, si no recuerdo mal, que no podíamos creernos seguros por tener dinero en el banco. El único digno de crédito es Dios. Los que lo buscan no carecen de nada.
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