María no es un elemento decorativo en la vida cristiana, una figura singular en la fe católica para la gente con poco nivel. Todo lo contrario. El nivel de nuestra fe se mide por nuestra relación con ella. A más María, más Cristo.
Ella es la Madre de los sencillos, de los pobres, de los redimidos. En ella encontramos refugio y consuelo en esta peregrinación vital y de fe. Con ella queremos caminar siguiendo su rastro para configurarnos más al Hijo de Dios. La cercanía a María perfuma nuestro vivir de la esencia de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario