Ser grande en el Reino de los cielos o ser menos importante no es una cuestión de mandar más o no mandar. Se refiere a cumplir los mandamientos, a completar en la propia vida lo que está enunciado como Ley de Dios. Esa es la medida y de ahí surge el anuncio y enseñanza de los mismos. Es todo un reto para nuestra vida y una llamada a metas altas, contando con Dios.
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