Esta es la palabra que está al principio, en el medio y a la postre para Pedro, Pablo, para toda la Iglesia. En definitiva, se trata de dar respuesta a esta invitación-mandato. Y digo mandato porque la obediencia es la llave secreta de este seguimiento. No se trata de hacernos serviles, es decir, de anular nuestra creatividad. Al decir obediencia, hablamos de escucha de su palabra y de creatividad, desde la comunión, para ser fieles hoy a la llamada de Jesucristo nuestro Señor.
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