Por mi mansedumbre y humildad, nos lo dice Jesús. No es engreimiento, orgullo, ensalzamiento de si mismo. Que El nos diga esto, no nos lleva a interpretarlo en el sentido dicho sino como una invitación sincera que aceptamos y damos fe que así es. Este camino de mansedumbre y humildad es apropiado a nosotros si estamos en su escuela de discipulado. Cuando no mostramos estas señales de vida nos estamos alejando de El.
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