Es tiempo de construir, de favorecer la comunión. Los que estén dispuestos que se pongan en pie y se decidan. Los que no les interese que no interrumpan. Es hora de sembrar la paz, de aunar esfuerzos. Es tiempo propicio para la evangelización, para la misión de proclamar el misterio insondable de Dios que se acerca para ungirnos de fiesta y perdón. La llamada es universal. Desechemos las armas del mal y pertrechados con las de la luz salgamos al mundo.
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