PALPITACIONES

sábado, 18 de julio de 2015

LAS PROEZAS DEL SEÑOR

Tienen que ver con el enaltecimiento de los humildes. Cuando pensamos que Dios es una potencia arrolladora, lo estamos equiparando, equivocadamente, a la manera habitual humana de ejercer el poder. La fuerza de su brazo no está en  una acusación despótica  o en aplastarnos  sino en la capacidad de levantarnos y recuperarnos. Su fuerza está en el  incorporar a los humanos al misterio de luz y amor que es El mismo y que  nos ha manifestado en Cristo Jesús. Y en este terreno María juega un papel decisivo. Ella es la humilde sierva porque es la que ha sido rescatada primero y de su misión materna forma parte esencial su colaboración en  sacar de la postración a los descartados. 

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