De despertaros del sueño. La noche va avanzada, el día se echa encima. Dejemos las obras de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. Si, ya es hora de sacudirnos la modorra, ese dejarse ir sin complicarse la vida. Es hora de dar la cara por Jesucristo. El la dio por cada uno de nosotros no respondiendo a la violencia con violencia sino cargando con nuestros pecados. Entremos en la conversión del corazón a Cristo. Dejemos que El nos pueda cautivar. Encontraremos la verdadera libertad.
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