Hablar de apostolado es situarse en la dinámica misionera, en la clave eclesial que entiende que el anuncio de Jesucristo no se fundamenta en un deseo personal sino en un envío del que uno se hace responsable. El apostolado no es propaganda sino una gracia, un don de Dios que uno acoge y que contrasta eclesialmente para no trabajar en vano. Con el apostolado se trata de suscitar la obediencia de la fe a Jesucristo, nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario