¿Cuánto hace que no cantas, que no te sorprendes a ti mismo tatareando una melodía? Haz hoy la experiencia; canta, da rienda suelta a esa hermosa voz que Dios te ha regalado. Proyecta tu voz al mundo, no se la niegues. El mundo necesita tu voz para que el aire sea más humano y tu te sientas parte de esta tierra poblada de soledades y aullidos. Canta, desafina, por una vez, y que tus cuerdas vocales se despierten y los miedos se ahuyenten.
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