Manantial de vida verdadera, resquicio de luz para asomarse al Dios vivo y enamorado de cada ser, de cada hombre y mujer. Fuente inagotable de misericordia para las penalidades de cada uno; primero de las víctimas de la crueldad humana, de la impiedad de tantos que destrozan o intentan destrozar su dignidad. Segundo de los verdugos, para que se arrepientan y suelten el lastre del mal que cobijan en su corazón malvado.¿Hasta cuándo Señor persistirán en la maldad?
Bendito seas Señor de todos y cada uno que nos ha abierto la puerta de la vida en el costado atravesado del Amado Hijo Jesucristo.
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