Es el que va desde la orilla del camino hasta el centro del camino. El salto de la oscuridad a la luz, de la postura de sentado a la de pie caminando libre. El salto de la fe es soltar el manto, desprenderse de lo que te defiende de inclemencias y te envuelve en ti mismo a seguir detrás de Jesús el Señor siendo libre y con los ojos fijos en Él y tras las huellas del que es la luz del mundo.
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