Para referirse a Dios, la Sagrada Escritura, nosotros mismos, usamos imágenes, nuestros conocimientos que tienen que ver con nuestra propio ser, realidad. Hablamos de rostro de Dios, brazo de Dios, manos, oídos, ojos... Oh Dios restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Los ángeles de los más pequeños contemplan el rostro de Dios y con esa luz que ellos reciben se produce el milagro de la protección divina única y particular para cada uno.
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