No de forma fingida como una mueca sino porque te brota del corazón. Nada peor que aparentar. La alegría no se aparenta. A María se le ordena la alegría porque la presencia y cercanía de Dios
solo se puede recibir como un don inigualable y fecundo. Destierra el gesto amargo y viste las mejores galas: la sonrisa que nace del encuentro con Dios.
solo se puede recibir como un don inigualable y fecundo. Destierra el gesto amargo y viste las mejores galas: la sonrisa que nace del encuentro con Dios.
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