Ya luce el sol en la montaña,
deslumbra pero no ciega;
no está solo.
Sus destellos
de los que buscan a Dios,
nos alcanzan.
Nos sube a esa cima de vida
donde la nube habla
y el Hijo arrostra
la fiereza humana
la divina misericordia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario