Una alianza inscrita en el corazón, en nuestro interior. Una alianza de sabiduría y que nos hace sabios, conocedores de la ley espiritual No son necesarios maestros, pues uno solo es el Maestro y Señor. Un solo Dios, un Padre que lo conoce todo y nos hace conocer todo por su gracia, un bautismo, una fe. Fe en el único Mediador entre Dios y los hombres pues participa de ambos.
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