Escucha Israel... Este es el principal mandato encomendado al pueblo santo. Porque la santidad nace de la escucha de Dios que es uno y nos invita a la comunión con El y entre nosotros.
De la nube que se forma en la montaña alta y que envuelve a los que están presentes, surge un sonido. Este es mi Hijo, el predilecto, escuchadlo. La razón para escucharlo es por su condición de Hijo. Es Hijo en cuanto escucha al Padre. Se constituye en cuanto tal por su apertura al Padre. Así también nosotros. En cuanto aceptamos recibir su ser, su palabra, adquirimos la filiación que es la misma libertad.
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