Una alfombra de mantos,
ropajes como tierra
para el Bendito que se acerca.
Una lluvia de gritos
un clamor incesante.
Jesús en camino
montado sobre un pollino,
silencioso
con animo templado.
Miradas en la tarde
en el sagrado recinto.
Las espadas guardadas,
y en el alma el suspiro.
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