Nuestra liberación no pasa por seguir nuestras tendencias, aquello que parece que nos afirma. La propuesta cuando acaba este año 2014 y asoma el nuevo año es tener en cuenta el valor de los ayunos y oraciones día y noche. No se trata de rigorismo sino de liberarse del propio yo y alimentarse de Dios y alabarlo para compartir con otros el pan nuestro de cada día.
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