Cuando el aburrimiento es el motivo para desistir de todo lo espiritual y lo que cuenta, la mayoría de las veces, es aquello que sea divertido y nos distraiga, os propongo, para los que estén interesados, el cambiar la manera de abordar y de situarse ante todo aquello que tiene ver con la vivencia y experiencia de la fe. Es cuestión de encontrar el gusto a estos platos que, muchas veces, se desechan sin haber paladeado; recuperar el sabor espiritual, valorar el silencio, dar espacio y tiempo al encuentro con Dios. Es un camino de sencillez y de recogimiento, de ponerse a tiro, dándole la oportunidad a Dios de poder llamar a tu puerta y que tu puedas estar en casa para escuchar su llamada. Descubramos el tesoro de nuestra fe, de la Escritura, de nuestra Tradición patrística. No nos hace falta entrar en olas nuevas; las que vacían de contenido y forma la rica experiencia de fe recogida en el Antiguo y Nuevo Testamento y bordada con maestría por los Santos Padres. Atrévete a entrar por el camino de la verdad y la vida. Atrevámonos.
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