Desiertos, colinas, caminos, sueños.
Voces que gritan oteando, desde el monte,
la presencia de Dios que viene.
Consuelos para el pueblo,
palabras que no las lleva el viento;
se guardan en el corazón, en el cuello.
Hay un bautismo, agua en el yermo,
para quitar los pecados que ahogan
las ansias y las flores.
Pero hay otro bautismo
que sumerge en el Espíritu y vivifica
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