Cuando para defender el jardín se hace más importante el seto que el propio jardín, es señal inequívoca que no se ha procedido adecuadamente. Este principio puede servir para muchos aspectos y situaciones de la vida. Las normas que se proponen para defender los jardines de nuestra vida si se agigantan acaban siendo lo más importante perdiéndose de vista aquello que es preciso mostrar . Por eso defendamos el jardín pero sin ocultarlo. Muchos pueden pensar que ensuciándolo lo están camuflando y así queda preservado . Dejemos que pueda ser contemplado corriendo el riesgo inevitable de que jabalíes y alimañas lo puedan destrozar. Nunca podrán sus pezuñas oler a rosas.
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