Si Dios es, sin duda, lo mejor, lo más grande y fuente de alegría y vida, sin embargo no nos faltan obstáculos que hacen que eso que así entendemos como verdad, en la realidad de nuestra vida cotidiana se torne difícil de mostrarlo. Porque nuestras opciones y modos de vivir pueden contradecir lo que decimos creer. O también el desconocimiento de la verdadera fe puede y condiciona el camino de crecimiento en el servicio a Dios. Impedimentos como la ignorancia, la falta de formación, de madurez humana, la vergüenza y los miedos por lo que puedan opinar otros, dificultan el avanzar en la búsqueda de Dios. Es necesario salir de esos laberintos, despojarse de esas ataduras y así se pueda actuar con libertad y decidirse por Dios.
Lecturas 3 diciembre: Isaías 25, 6-10a / Mateo 15, 29-37.
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