Aquí está la esclava del Señor. Aquí estoy, Señor. Envíame donde tu quieras. Nos ponemos en su presencia. Nos hacemos disponibles. Le decimos que puede contar con nosotros porque El nos hace su propuesta. Nuestro ofrecimiento es siempre una respuesta. Respondiendo ejercemos nuestra libertad que es responsorial, responsable.
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