Así rezaba un estribillo de una canción de la movida madrileña de los 80. Lo aplicamos a la escena evangélica donde se le pregunta a Jesús por el no ayuno de sus discípulos en comparación con otros que sí ayunan. Tanta preocupación por lo que hacen los demás no me parece sana. Exigir que otros hagan lo que tu vives de otra forma, no es correcto. Si tu ayunas y el otro no y piensas que el otro es un dejado y tu un modelo de santidad, estamos apañados. Vive libre y acepta la libertad del que no hace ni piensa como tu.
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