Muchos padres, ante la imposibilidad que sus bebés concilien el sueño, los llevan de paseo. Se pretende que el movimiento, aprovechando los baches, ayude a que se tranquilicen y puedan dormir. Acunar a un niño es balancearlo para que entre como en trance y se duerma. Algo de esto le pasa a Jesús. Pese al huracán, va dormido en la popa del barco. El cansancio de su trabajo hace mella en el y el balanceo de la barca no impide sino que facilita su descanso. Aprovechemos lo adverso para alcanzar paz.
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