Jesús necesita dormir, descansar. Llegada la noche se recuesta. Antes de dormir, agradece lo que le ha sucedido a lo largo de la jornada. El se enriquece en contacto con las personas que acuden a Él. Atiende al anochecer, cuando ya se había puesto el sol. No se ven bien los rostros. Las necesidades se muestran más claras y el atiende y no descuida a nadie. Necesita descansar, reposar, recuperarse. Pero no se levanta tarde sino de madrugada, cuando estaba todavía muy oscuro.
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